jueves, 14 de octubre de 2010

La escuela en los procesos de alfabetización

Tolchinsky, L. & Simó, R. (2001). La escuela en los procesos de alfabetización. En Escribir y leer a través del currículum. Barcelona: Universidad de Barcelona.

El autor intentará reafirmar su postura de que hay algunas circunstancias en la escuela que la pueden convertir en un agente “desalfabetizador”, siendo que ésta tiene un rol fundamental en la alfabetización, sobre todo en la escrita.

Sin embargo, la escuela no es el único agente alfabetizador, y dentro de los otros agentes, juega un rol muy importante todos los relacionados con las tecnologías de la comunicación y de la información ya que en ellas se expande la idea de comunidad de aprendizaje en dimensiones ilimitadas.

Es tan importante su rol que el autor afirma que de no integrarse en esta comunidad se crea una gran brecha cultural y mental con aquellos alumnos que sólo son alfabetizados en la escuela. Por eso, los autores postulan que éste conocimiento debería ser integrado en la escuela y así desarrollar nuevos espacios de escritura.

Otra forma de que la escuela sea un agente de desalfabetización sería por la manera como encara la alfabetización inicial. Utilizo la cita que ocupan los mismos autores de Simone. La escuela puede ser una agente de desalfabetización si insiste en introducir la alfabetización “como técnica gráfica, como medio de transcribir el lenguaje hablado proponiéndose como objetivos escribir como se habla y hablar como se escribe” (Tolchinsky & Simó,2001,p.160)

La generalización de la escritura implicó también una forma distinta de conocer un sistema representacional distinto. A continuación los autores pasan a revisar cuatro momentos revolucionarios en la cultura:

-                  Cultura episódica: es la del Australopiteco que tenía habilidades de ubicación y memoria, pero no son capaces de hacer formas de representación externa para provocar el pensamiento o refrescar la memoria a otro.
-                    Cultura mimética: Aquí el Homo Erectus tenía cierta preocupación pedagógica, y  mediante gestos era capaz de coordinar esfuerzos. En esa preocupación por enseñar al otro se genera una aculturación
-                    Cultura mítica: el cambio se genera con el Homo Sapiens. Lo importante de éste cambio es el lenguaje y una co-evolución de él con el cerebro haciendo que éstos sean parte de un proceso más amplio de adaptación tales como mitos y la formulación verbal de ellos. Es vital, porque los mitos son los que explican y dan sentido a la comunidad y a la individualidad de los que la componen.
-            El autor propone un cambio más; la Cultura teórica o sociedad del conocimiento. Esto parte principalmente con la invención de la escritura que permite que las reflexiones sean registradas y vistas desde afuera para una nueva revisión y elaboración de ellas. La escritura es “un instrumento que afecta la manera de pensar, y por lo tanto, la manera de conocer. No sólo tiempo y uso contribuyeron al desarrollo de las funciones epistémicas de la escritura, también su propia enseñanza” (Tolchinsky & Simó,2001,p. 162)

Se vuelve al tema de los problemas en la escuela derivados de la falta conciencia de que en la escuela se puede generar una verdadera revolución cultural. La otra opción es que sí existe esa conciencia, pero que no se refleja bien en la realidad ya que no se nota en la elección de material gráfico, ni la elección de libros, en la preparación de los contenidos o incluso en la formación como lectores y escritores. Estas actividades mencionadas sí son importantes, y si se entendiera el efecto revolucionario que hay detrás de ellas potencialmente se harían cambios.

Otro gran problema que es muy frecuente en las escuelas, es el querer transformar todas las experiencias (orales o visuales) en una experiencia escrita. Así todo lo escrito se transforma en una especie de “castigo”. Ante esto, los autores proponen uno selectivo y motivado.

El texto nos ayuda a apropiarnos de la importancia revolucionaria que tiene la escritura no sólo como una herramienta útil, sino que también como parte de un proceso en el que la sociedad completa aprende nuevas formas de conocimiento y de relación. Los autores son capaces de una problema tan importante y global hacerlo un poco más cercano y real en uno de los lugares más importantes para el proceso de alfabetización: la escuela. 

La escritura es importante en la historia cultural de la humanidad y lo sigue siendo en las múltiples formas que asume y en los nuevos espacios que la comunicación digital abre. En la medida en que la escuela valore el efecto transformador de la escritura podrá mantener su papel de agente alfabetizador) (Tolchinsky & Simó,2001,p.165)



martes, 12 de octubre de 2010

La alfabetización y el mito de la alfabetización: De Platón a Freire

Gee, J. P. (1996). La alfabetización y el mito de la alfabetización: De Platón a Freire. En  La ideología en los discursos. Trad. Pablo Manzano. Madrid: Ediciones Morata. (págs. 37-60)

Gee nos propone la alfabetización como un fenómeno social en la que hay una implicación política de ella.

En el texto quiere mostrar que la realidad de las “crisis” de alfabetización de las que se habla -relacionadas con la incapacidad de leer y escribir- no son realmente crisis, y que éstas encuentran sus raíces en la escuela, o incluso antes, en el contexto social o en el hogar. Si bien se ha creado a la escuela con la idea de que se arreglen las irregularidades y desigualdades, esta institución no lo ha hecho, y más que dejar a los alumnos en esa supuesta igualdad de condiciones, ha fracasado y ha replicado un modelo de dominación donde priman las desigualdades.

Platón fortalece la idea contraria al poder omnipotente de la alfabetización que piensa que “si el lenguaje es lo que nos hace más humanos, parece que la alfabetización es lo que nos hace civilizados” (Gee, 1996, p41). Al contrario, considera que la escritura funciona como un fármaco a la memoria y hace que la personas se confíen en el texto escrito y no lo interioricen. Platón considera que el verdadero conocimiento está en el diálogo y en la riqueza que se genera cuando se pregunta “¿qué quieres decir?” ya que, el que responde tiene que re-decir el conocimiento. En ese sentido el texto escrito es malo porque no se le puede preguntar qué es lo que quiere decir.

Platón, sin embargo, no descarta un conocimiento generado en la escritura, pero éste tiene que ser un escrito dialógico. El problema en Paltón lo encontramos cuando éste dice que le teme al dialogismo porque se puede generar una interpretación incorrecta del texto. Esto nos lleva a preguntarnos ¿quién tiene la interpretación correcta? ¿es la suya? ¿desde qué posición se encuentra para asegurarlo? Es lo que el autor llama “autoritarismo platónico” y le critica al famoso filósofo:

Lo único que les importa es la persuasión o ingenio de su expresión, su habilidad para captar lectores u oyentes, decirles lo que quieren escuchar, validar el statu quo. No les interesa la capacidad de su expresión para educar el sentido radical”. (Gee, 1996, p46)

Otro ejemplo que pone Gee para ver el tema de la “dominación” a través de la alfabetización es el que se dio en Suecia, en la que la alfabetización (que ha logrado gran masividad) fue hecha para evangelizar y no para lograr un mayor “desarrollo” del país, sino que un avance en el sentido de la religión y su “poderío” sobre la población.

Por eso el autor afirma que:

 “La educación no se ha dirigido primordialmente a la formación profesional o al crecimiento y desarrollo personal. En cambio, ha hecho hincapié en las conductas y actitudes adecuadas para una buena conducta ciudadana y moral, sobre todo en el sentido en el que las interpretan las élites de la sociedad, y esto ha supuesto, con frecuencia, sobre todo durante el siglo pasado, diversos tipos de conductas y actitudes para distintas clases de individuos”  (Gee, 1996, p49)

Para Gee la forma de la alfabetización no ha cambiado, sino que siempre ha tenido siempre el mismo fin: solidificar la jerarquía social, y distribuir a las personas “inferiores” y “superiores”.

Aquí propone el otro punto que es el liberador; para una resistencia, política y cultural de dominación. Y para hacerlo se basa en el brasileño Paulo Freire y sus ideas de la alfabetización emancipadora. Su idea se basa en que los alumnos le hagan preguntas a los textos y que los redefinan. Pero como el autor es consciente de que ninguna alfabetización es políticamente neutra y que los textos se pueden re-decir mal, se preocupa de que los materiales de alfabetización ayuden a una reinterpretación correcta.

Contario al mito de alfabetización Gee considera que nada se deriva de la alfabetización ni de la escolarización, sino que sí mucho de lo que acompañan estas dos cosas, que no son más que actitudes, valores, normas y creencias. A pesar de ser un “contrapunto” se vuelve al mismo problema en el que la política se mete en la alfabetización.

Gee termina por afirmar que: “la alfabetización no significa nada que no tenga alguna relación con la capacidad de leer. “Leer” es un verbo transitivo. Por tanto, la alfabetización ha de tener alguna relación con el hecho de ser capaz de leer algo” (Gee, 1996, p55) por lo tanto se necesitaran conocimientos previos y destrezas diferentes para poder leer con sentido.

Uno aprende a leer de determinada manera, y cuando adquirimos prácticas alfabetizadoras también aprendemos otras cosas como maneras de hablar, interactuar, pensar, valorar y creer. Nada se deriva de la alfabetización, sin embargo se deriva mucho del proceso de aprendizaje. Escribir por escribir no sirve para nada, lo que sí es importante son las ideologías y los instrumentos de dominación relacionados con este proceso.

El mismo autor resume: “los textos y las diversas formas de leerlos no surgen completos del alma individual(o de la biología); son inventos sociales e históricos de diversos grupos de personas” (Gee, 1996, p59).


domingo, 10 de octubre de 2010

Alfabetización académica: Un Cambio necesario, algunas alternativas posibles



Carlino, Paula. 2002 Alfabetización académica: Un cambio necesario, algunas alternativas posibles. Comunicación libre en el tercer encuentro la universidad como objeto de investigación, depto. de sociología, Universidad Nacional de la Plata, Ocutbre 2002. Educere, Investigación, año 6, N°20, Enero-Febrero-Marzo, 2003


La autora tiene la convicción de que aprender a escribir no significa simplemente estudiar gramática o la forma del contenido, sino que es desarrollar ideas e indagar por medio de la escritura. Es por eso que a lo largo de su trabajo intenta mostrar la necesidad de lograr una alfabetización académica en las universidades.

Pero ¿qué es lo que nos aporta la alfabetización académica? Es ella la que:

Señala el conjunto de nociones y estrategias necesarias para participar en la cultura discursiva de las disciplinas así como en las actividades de producción y análisis de textos requeridas para aprender en la universidad. Apunta, de esta manera, a las prácticas de lenguaje y pensamiento propias del ámbito académico”  (Carlino, 2002, p.410)
 
Para argumentar su propuesta parte rebatiendo algunas ideas bastante comunes que los profesores tienen sobre la escritura y lectura de sus alumnos. Describe como una “queja falaz” el que los alumnos o deberían entrar en la universidad ya con conocimientos y capacidades que permitan analizar, interpretar, elaborar y transmitir información. Pero esta idea parte de un supuesto que a su juicio es erróneo: que la alfabetización es un estado y no un proceso.

Además asegura que la escritura tiene un potencial epistémico, “no resulta sólo un medio de registro o comunicación sino que puede devenir un instrumento para desarrollar, revisar y transformar el propio saber”  (Carlino, 2002, p.411). Sin embargo, precisa que escribir por sí solo no es suficiente, sino que la potencialidad epistémica está dada por la capacidad de hacer relaciones entre lo que se está leyendo, lo que se está escribiendo y lo que se va a entregar teniendo en cuenta también al destinatario.  A lo largo del texto está presente la idea de la escritura autónoma y monológica.

Un ejemplo dado, es que en una de las universidades estudiadas, no se conforman con cursos específicos de composición al inicio de la carrera, sino que también se crean “Centros de Escritura” con un cuerpo de “tutores de escritura” que mediante comentarios, orientaciones y recomendaciones bibliográficas guían a los estudiantes en su lectura y escritura. La autora, para el éxito de un aprendizaje epistémico señala que no se puede enseñar fuera de contexto, sino que es vital que los profesores enseñen sus propias prácticas discursivas (lo que es un desafío para ellos porque muchas veces sus prácticas no las tienen conscientes).

Entonces, los cambios institucionales y curriculares serían necesarios porque la lectura y la escritura son necesarias para pensar críticamente, porque para ingresar en la cultura escrita hay que dominar las practicas discursivas de cada dominio, y porque producir e interpretar textos especializados implica capacidades que están en constante formación y que no se adquieren espontáneamente.

El trabajo realizado por Carlino nos quiere mostrar “uno de los problemas más recurrentes en nuestra educación superior: las dificultades de los universitarios para interpretar y producir textos académicos en el contexto de las diversas materias” (Carlino, 2002, p.417). El cambio que se postula es posible realizarlo, pero éste tiene que partir de una reconceptualizción sobre el valor de la lectura y la escritura, y del reconocimiento de que no es mala formación del colegio, sino que de nuevos desafíos.

Lo fundamental del enfoque es que la escritura sí tiene un potencial epistémico, que sí puede transformar el conocimiento y que el cambio, aunque depende en gran parte de las instituciones sí es posible.